El Supercampeonato de España de Rallyes (S-CER) desembarcaba el pasado fin de semana en Pozoblanco junto a la Copa de España de Rallyes de Tierra – Rallycar (CERT Rallycar). Ambos certámenes, los más importantes del panorama rallyero nacional junto a la Copa de España de Rallyes de Asfalto Recalvi (CERA Recalvi), traían hasta el Valle de los Pedroches a los mejores pilotos de la especialidad. Una auténtica fiesta de las carreras en la que pudimos disfrutar de la actuación de ocho de nuestros escuderos, que corrieron suertes muy diferentes.
Los mejor parados fueron Jose Antonio Martinez Fernandez y Raúl García Márquez, que consiguieron dos segundos puestos entre los vehículos proto del CERT Rallycar y Campeonato de Andalucía. Además, finalizaron trigésimos de la general del andaluz. A bordo de su Renault Clío 16V, Martínez va cogiéndole el truquillo a la tierra y eso se nota en los tiempos. Tras la disputa del shakedown, donde estrenaron caja de cambios, sus sensaciones y confianza eran más que positivas. Así, arrancaron la jornada sabatina con el pie derecho pisado a fondo y pronto supieron dónde estaba el límite entre la gloria y el averno. “Salimos al tramo de El Viso muy fuertes y nos llevamos un sustillo bastante importante, pero lo supimos solventar sin mayores sobresaltos. A partir de ahí, bajamos las revoluciones un poco y fuimos buscando nuestro ritmo durante toda la carrera. Disfrutamos muchísimo, nos lo pasamos muy bien y el copi estuvo del 10”, comentaba el piloto pozoalbense al finalizar el día. Los resultados son excelentes, teniendo en cuenta que llevaban un coche prácticamente de serie.
Tras ellos finalizaban los hermanos Tirado. Jose Carlos Tirado Garcia y Jorge Tirado Garcia estrenaban coche para la ocasión, un Suzuki Swift N3 con el que consiguieron finalizar octavos de su categoría en el nacional de tierra. Según explicaba Jorge, “el rallye nos fue muy bien en líneas generales”, aunque la adaptación a esta nueva montura los obligó a imponer un ritmo prudente al inicio de la prueba que irían aumentando a medida que pasaban los kilómetros. “Cuando cogimos ritmo y nos adaptamos al coche, corrimos bastante y he de decir que nos fue muy bien, íbamos muy a gusto”, explicaba. Una sensación de disfrute que casi se traduce en un quebradero de cabeza en la especial Virgen de Luna. Los Tirado, al igual que Martínez y García, también experimentaron lo que es llevarse un “sustillo grande”, aunque lo salvaron sin mayores consecuencias. “Fue un rallye precioso, muy duro y, pese al sustillo, lo disfrutamos mucho”, concluía Jorge.
Antonio Calero y David Gutiérrez también consiguieron llevar su Peugeot 207 hasta la meta. Los participantes de Escudería Sierra Morena realizaron una actuación muy regular durante toda la carrera que les permitió finalizar terceros del andaluz y cuartos del CERT Rallycar entre los vehículos proto. Justo detrás suya acabaron nuestras escuderas Noelia Gil Molina y Luisa María Benítez, que realizaron una carrera sobresaliente consiguiendo finalizar en quinta posición del nacional de tierra y cuartas del andaluz en la categoría proto.
Mario Blanco Molina fue otro de los pilotos que entró en liza. Con la espinita clavada por los abandonos sufridos en las dos últimas ediciones del Rallye de Pozoblanco, el piloto de Escudería Sierra Morena salía a los tramos vallesanos dispuesto a cosechar los frutos que la mecánica le había privado en sus últimas participaciones. Comenzaba el shakedown con prudencia y adaptándose poco a poco a su nueva copiloto, Esmeralda Barroso. “Salimos al shakedown para acoplarnos un poco y se nos dio muy bien, tuvimos una lucha muy bonita con Javi y Blas y con Martínez y Raúl y finalizamos el día deseando que empezara la carrera”, explicaba Blanco. Sin embargo, durante la disputa de la primera especial volvió a verle la cara a los fantasmas del pasado. “Sufrimos una avería en el primer tramo, se fue el diferencial de la caja de cambios y la única opción que teníamos era llevar el coche a la asistencia e intentar reengancharnos al super-rallye”, comentaba. Una hazaña que consiguieron superar. Con el coche de nuevo listo, Blanco y Barroso salieron a la jornada vespertina con el único objetivo de disfrutar. “Por la tarde salimos a divertirnos, sin ninguna presión y con el único objetivo de pasarlo bien. Creo que no se me quedó ningún cruce atrás donde no tirara del freno de mano y, por lo menos, me queda la satisfacción de haber podido pasar otra vez por la Virgen de Luna y acabar el rallye, un orgullo para los equipos modestos como nosotros”, sentenciaba el piloto de Pozoblanco.
Peor suerte corrieron los demás participantes de Escudería Sierra Morena. Javi Maya Lopez y Manuel David Sánchez no pudieron tomar la salida ya que el motor de su Swift los dejó tirados en el shakedown, al que llegaron con problemas en la caja de cambios. Javier Sánchez Ojeda y Blas Rubio Sanchez también vivieron el lado amargo de las carreras. “Salimos al primer tramo con un gran ritmo y cogimos al coche de delante, pero el polvo me impedía ver en algunas zonas y tuvimos una salida que nos hizo perder 30 segundos”, afirmaba Sánchez. La pesadilla comenzaría en el segundo tramo, cuando se rompió la bomba de la gasolina de su Hyundai Getz y tuvieron que abandonar. No obstante, se acogieron al super-rallye para salir a los tramos de la tarde. El primero, Alcaracejos-Añora, no lo pudieron disputar por una neutralización y el segundo significó su retirada definitiva al romperse una varilla de la caja de cambios de su coche. “En fin, un fin de semana para olvidar”, aseguraba.
Miguel Ángel Peralbo Rubio, que acompañaba de nuevo a Fernando Villatoro al igual que hiciera en Lorca, también se despedía de la novena edición del Rallye de Pozoblanco antes de tiempo. Las sensaciones tras el shakedown fueron buenas, pero el sábado por la mañana se dieron cuenta de que el coche no iba como ellos querían. Según el copiloto pozoalbense, “se nos iba un poco de atrás en las curvas porque el repartidor no funcionada correctamente y no pudimos dar con el punto en todo el día”. La gota que colmó el vaso llegó por la tarde, en el tramo Virgen de Luna, donde hicieron un pequeño trompo en una zona estrecha flanqueada por los famosos muretes de piedra. “No podíamos darle la vuelta al coche porque estaba muy estrecho y pasamos un mal rato porque no sabíamos si iba a venir otro coche de frente contra nosotros. Finalmente pudimos dar la vuelta dando marcha atrás en el sentido del tramo, fuimos como 500 metros marcha atrás y ahí decidimos abandonar. Fue un susto grande y el coche no nos transmitía la confianza necesaria para seguir”, explicaba Peralbo.
Tras Pozoblanco, tanto el S-CER como el CERT Rallycar ponen rumbo al norte. El primero se desplazará hasta Ourense y el segundo a León para, de este modo, continuar con una temporada que no está dejando a nadie indiferente.
Fotos: Deportes Pozoblanco.